Xabi Alonso al borde del abismo, el City asalta el fortín blanco
El Real Madrid de Xabi Alonso derrotado (1-2) ante el Manchester City en una noche donde el Santiago Bernabéu dictó sentencia: silbidos para las estrellas.
El crédito se ha agotado. Lo que comenzó como un bache de resultados, se ha transformado en una crisis institucional de dimensiones imprevisibles. El Real Madrid de Xabi Alonso cayó derrotado (1-2) ante un pragmático Manchester City en una noche donde el Santiago Bernabéu dictó sentencia: silbidos para las estrellas y una mirada inquisitiva hacia el banquillo. Ni el regreso goleador de Rodrygo ni los milagros de Courtois pudieron frenar la caída libre de un equipo que se desangra por sus errores.

La caída del fortín blanco
El fútbol castiga la inestabilidad. A pesar del gran nivel defensivo mostrado por los canteranos Raúl Asencio y un espectacular Álvaro Carreras en el lateral, el City encontró petróleo en el balón parado. Tras un primer despeje de Asencio que provocó un córner, Rubén Dias remató y el rechace, cayó a los pies del joven O’Reilly, que empujó el balón para hacer el empate a placer.
El gol dejó grogui al Bernabéu y al equipo. Minutos después, el VAR volvió a intervenir, esta vez para hundir a los locales. Se detectó un penalti de Rüdiger sobre Haaland. El noruego no perdonó desde los once metros. 1-2.
Antes del descanso, solo un milagro evitó la catástrofe absoluta. Thibaut Courtois, realizó una doble parada antológica: primero a una mano a Haaland y, desde el suelo, repeliendo el remate a bocajarro de Bernardo Silva. El belga mantenía al Madrid con vida, pero la grada ya no disimulaba su enfado.
La sentencia de la grada
La segunda parte fue un quiero y no puedo, un retrato de la impotencia. Mientras Carreras se consagraba con una actuación soberbia, sacando el balón y ganando duelos, las estrellas se apagaban. Jude Bellingham protagonizó el error de la noche: solo ante Donnarumma, optó por una vaselina inverosímil ante un portero de 196 cm que ni siquiera había salido de la cueva. Una decisión incomprensible que pudo ser el empate.
Pero el foco de la ira se posó sobre el 7 Vinicius Jr. firmó una de sus noches más grises: impreciso en el pase, fallón en el regate y desconectado del juego. El Bernabéu, soberano y harto, le dedicó una pitada salvaje alrededor del minuto 23 y continuó reprobando sus acciones durante el resto del duelo.
Xabi Alonso intentó agitar el árbol. Retiró a un cumplidor Gonzalo para dar entrada a Arda Güler, y más tarde recurrió a la épica con la vuelta de Endrick. La entrada del joven delantero brasileño fue lo único que unió a la grada en una ovación, y suyas fueron las únicas amenazas reales en el tramo final.
Un futuro incierto
Xabi Alonso queda muy tocado. Con una defensa sostenida por canteranos y un Courtois heroico, pero con un ataque estelar desconectado y una afición que ha perdido la paciencia, su continuidad en el banquillo blanco pende de un hilo. El Real Madrid no espera a nadie, y esta noche, el City podría haber firmado algo más que una victoria: quizás, el fin de un ciclo.